viernes, 4 de febrero de 2011

La camarera.

Otra noche más, otro viernés más. Eran las ocho y punto y mis amigos ya estaban en mi casa cada un al lado de sus flamantes motos aparcadas me dirigí hacia la puerta pensando en la rutina que poco a poco estábamos creando y lo aburrida que empezaba a ser me subí en la moto de mi mejor amigo Mauricio ya que mis padres me habían quitado la mía por mal comportamiento. En media hora ya estábamos en el restaurante de cada viernes, la sala estaba oscura con pequeños focos pasionales encendidos y alumbrando a futuras parejas y en el fondo una mesa reservada para doce personas como siempre mis amigos y yo. Nos sentamos y vino hacia nosotros la misma camarera de cada noche en busca de atención por su provocativo escote. Pedimos lo mismo. Bebimos lo mismo. Pero algo cambió en una de las mesas de la parte de delante había una pequeña chica que no hacía más que meter la pata, la joven iba con patines como todas las camareras de aquel lugar sólo que ella no lo controlaba mucho , nuestra camarera particular de cada viernes se acercó a ella y le ayudo ; yo movido por la tentación de aquella pequeña criatura que parece que me gritaba a gritos puse por excusa a mis amigos que iba a echar un meo y aproveché para fijarme en la silueta de esa pequeña chica. Salí del baño y allí estaba ella otra vez sentada en el suelo apunto de sollozar me acerqué a ella y le ayude a levantarse ella me agradecio con una sonrisa pero en un intento de volver a moverse encima de aquellas ruedecillas me agarró y me llevó con ella al suelo yo le dije que era la primera vez que nos veíamos y que era muy precipitado por su parte ella sonrió pero todo quedo el silencio y sólo escuchaba su suspiro cercano a mi cuello y su corazón agitado sin saber si ella tenía el mismo deseo hacia mí pero decidí comprobarlo; le acaricié la cara suavemente y le metí en una pequeña servilleta ya preparada antes de venir al baño mi número de teléfono y se lo coloqué suavemente entre la ranura de su escote. Me levanté y me dirigí hacia la mesa donde estaban mis colegas que si abrieron a risas porque habían presenciado todo lo ocurrido. Me senté y observe toda la noche y sin hacer caso omiso de lo que ellos comentaban a mi pequeña patosilla cuando ya nos ibamos sentí que una mano me agarraba fuertemente me llevaba al baño me desgarraba la camisa me empezaba a besar la espalda, sentí una pequeña mano algo fría recorriendo la zona abdominal hasta llegar a un sitio que prefiero no especificar me giré la agarre al vuelo y la senté en una pequeña mesa. Cogí una silla que estaba allí y atranqué la puerta en ese instante empezó a sonar una canción con un volumen precipitado en el baño ( nena esta noche te quiero...) y nosotros seguiamos desnudandonos con una larga pasión hasta que nos quedamos completamente desnudos (..quiero sentir el calor de tu cuerpo...) empecé a besarla y toqué una pequeña parte de activación de la pasión desenfrenada que tienen las mujeres. Ella me obligó a acercarme a ella y de un salto subió sobre mí sólo me acuerdo de que era como si bailara de una forma desenfrenada y que el movimiento de sus pequeñas nalgas me hacia sentirme como un dios. En un instante cuándo parecía que nuestra pasión ya se había agotado paramos se vistió y yo seguí su ejemplo. Me besó y me dijo esto jamás volverá a suceder. Aunque una semana después estabamos en el mismo baño a la misma hora con la misma canción pero una cosa cambiaba cada vez había más pasión.

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